¡Evasión o Victoria!

evasiónEvadirse está bien, si es en el sentido de alejarse temporalmente de lo cotidiano. Pero, sin embargo, si lo que pretendemos es mirar para otro lado y desatender lo que nos ocupa, pensando quizás que la providencia hará por nosotros el trabajo o solucionará ese problema con el que estábamos, ¡vamos aviados!

En algún que otro artículo te he comentado que tú tienes absoluta responsabilidad sobre todo lo que te ocurre, y por lo tanto nadie más que tú resolverá ese problema o realizará ese trabajo. Para evadirte, primero tienes que hacer tu tarea. Ahora bien, ¿Estás bloqueado con algún problema y no sabes qué hacer? bien, en ese caso ten en cuenta algunas cosillas que te comento:

  • Primero recuerda que eres Proactivo por naturaleza, ¡así que saca eso que tienes dentro! Eres una persona capaz de pensar, analizar y generar una o varias soluciones, luego sólo tienes que elegir y decidir. Puede que tu opción no sea perfecta, pero seguramente valdrá.
  • También recuerda que lo que está en tu mano solucionar es lo que pertenece a lo que llamaríamos tu Círculo de Influencia. Dicho de otro modo, Dedícate a  aquellas cosas con respecto a las cuales puedes hacer algo. El hecho de que estés preocupado por la carestía de la vida o el desempleo no quiere decir que puedas hacer algo, nada podrás hacer, ¡a no ser que seas presidente del gobierno! Así que dirige tus energías, siguiendo el ejemplo, en gestionar bien tu economía y encontrar trabajo, si no lo tienes, o en conservarlo, si lo tienes.
  • La solución no está en dejar de ser quién eres, pero sí puede estar en cambiar tu conducta o algún hábito. Ten presente que si aplicas la misma fórmula 1000 veces, otras tantas obtendrás el mismo resultado. ¡Prueba cambiar la fórmula. Albert Einstein dijo: «No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo…«.

Este último punto es muy importante, porque algunas personas abdican de sí mismos creyendo que imitando a algún otro podrán ser mejores o simplemente tener éxito. La solución no es esa, ¡pues tú eres lo más valioso que tienes! Hay en ti algo que es único, sólo tienes que descubrirlo.

Te dejo con un cuento de Jorge Bucay con alguna moraleja que te puede ayudar, se llama OBSTÁCULOS:

Voy andando por un sendero. Dejo que mis pies me lleven.

Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae. Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.

Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa. Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo… dudo. Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto… Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.

Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo. Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos… Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo… y resisto.

Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado… descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños… Me siento abatido… Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca… No dejaré que el muro impida mi paso.

Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire… De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad. Me recuerda a mí mismo… cuando era niño. Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?

El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí? Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras… Los obstáculos los trajiste tú.

¡Mejor Victoria que Evasión!

Acerca de José Ramón García

A lo largo de la vida vamos acumulando experiencias, unas veces agradables y otras no tanto, que van marcando y desarrollando nuestra personalidad. Además, con la perspectiva de los años encontramos el sentido a muchas de las cosas que han ocurrido en nuestra vida, y que en aquel momento no comprendíamos. Quizás ha llegado el momento de que utilicemos esta nueva aptitud para beneficio de otros que andan perdidos en los aconteceres que un día nos afectaron también a nosotros. Soy Coach Personal. José Ramón García.
Esta entrada fue publicada en Artículos y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario